Me he empeñado en contar una historia. Ojala sirva de algo.
Hace tan solo cincuenta años, la Pedriza mas que un entorno, un paraje, o un mundo aparte, era una caja mágica, un pequeño regalo de vida e ilusión para todos aquellos, con ganas de escapar de de la obligada vida sencilla que suele imponer la escasez, y que no permitía los grandes viajes a lejanos y exóticos lugares. Los madrileños vivíamos en el centro del universo, lo que lejos de ser una ventaja, significaba que cualquier sitio estaba demasiado lejos. Eran tiempos en los que veranear en Fuenlabrada, daba una idea de la excelente posición social que ocupaba el veraneante, la mayoría de los vecinos nos conformábamos con ir una vez por semana al Parque Sindical, la deseada playa de Madrid.
En la historia, hay gente afortunada; están en el sitio justo en el momento oportuno, y por supuesto, son osos dormidos a la espera del rayo de sol que provoca el deshielo. En el caso de la Pedriza, un puñado de aventureros urbanos , hartos supongo de la cotidiana rutina del barrio, y de remontar a nado las aguas del Manzanares a la altura del Pardo, descubrió que a cuarenta kilómetros de Madrid estaban nuestras particulares fuentes del Nilo en forma de Canchal Berroqueño, y se atrevieron a coger el coche de línea para acercarse a sus puertas, y asomarse a sus entresijos. Una vez dentro, el mundo se abría a sus ansias, a su locura y atrevimiento.
Se colaron en sus entrañas de tapadillo, mirando hacia atrás, con recelo, por si acaso tuviera que autorizarlo el Frente de Juventudes, o el párroco, o el maestro, como era habitual entonces. Nadie los detuvo y entraron, arremetiendo, como toros bravos , para escalar hasta la última de sus piedras. Varios de estos intrépidos aventureros, han pasado a formar parte de la leyenda de estos lugares, incluso algunos son legendarios mas allá de las fronteras.de estos barrios. El resto ayudó a conformar una historia de grandeza que aún perdura.
Los tiempos han cambiado, ¿para mejor?, ¿a peor?; no lo sabemos, el futuro nos lo dirá. Lo que si es cierto, es que el espíritu con el que se presentaron aquellos lejanos colegas, ha desaparecido con ellos, e ir a la Pedriza no significa más, que tomarse unas cervezas en la Casa de Campo, y la manera a la que hoy nos presentamos en sus puertas es mas trivial, con menos expectativas, y hasta quizás con cierto desprecio; desde que le quitaron la tapa a la caja, la magia se ha ido desvaneciendo. A veces pienso que aquellos legendarios montañeros, ávidos de grandeza y libertad, se comieron el pastel dejándonos las migajas, y lo único que podemos hacer es imitar con desgana aquellas hazañas.
Cuando bajo del collado de la desilla, y veo el Tolmo abajo al final del camino, no puedo resistir la tentación de volver la cabeza hacia las Buitreras, y me detengo, entonces por momentos, oigo aquellos inolvidables cánticos de los estribos con peldaños de aluminio tintineando, el ruido de las mazas golpeando las cabezas de las clavijas universales, y las voces del primero instando a su compañero a que le de cuerda. Volvías a casa con las nubes dentro de tu cabeza, repletas de preguntas absurdas: - ¿Seré el primero en pasar al lado de la Vikinga sin poner un solo buril?, ¿Se podrá escalar el Escudo del Pájaro en libre?. Al llegar a la pradera del Tolmo, ya no hay sacos de dormir bajo el techo, pongo cara de sorprendido y me digo: - Eres un nostálgico - , síntoma inequívoco de que la vejez está colonizando mi alma a pasos agigantados. Sí cuando había sacos de dormir aquí, hubiese venido algún montañero anciano, al bullicio de la gente acostada, seguro que hubiera echado de menos el silencio y la profunda soledad de la Pedriza en su juventud.
Voy bajando solo, creo que muy pocas veces antes había bajado con la soledad por compañero, y la sensación que me queda bajando a Cantocochino, al observar los nuevos colonizadores de la Pedriza es extraña, ¿es ahora un paraje domesticado, carente de encanto, de misterio?, o quizás nunca fuera legendario. Tal vez sea el final de una historia, porque todas las historias tienen final. Hoy no queda nada por conquistar, no quedan auténticos retos que afrontar, y no es necesario poner la vida en prenda por cada piedra que sojuzgar. Tengo la impresión de que todo es ficticio, virtual, sin sustancia, Pero tal vez me equivoque y es posible que sea todo cómo antes, que soy yo quien ha perdido la ilusión, y sienta que me están arrebatando la memoria, y para ser sincero me gustaría que así fuera, porque significaría que la Pedriza no me pertenece, que es realmente deslumbrante, la auténtica triunfadora en el juego de la existencia, que el ser humano es un simple pasajero en el viaje del tiempo, y que no hemos conquistado nada, simplemente nos ha sido permitido compartir un momento de su vida.
Hoy afortunadamente no tengo que detenerme en Cantocochino, el bullicio del aparcamiento me revuelve el sentido, y agradezco el hecho de no tener que cruzar el puente; sigo con el Manzanares hacia el Tranco. En mi pesado caminar, de repente en la esquina de la Camorza hay una gran algarabía, no puedo creerlo, no puede ser verdad lo que estoy viendo, es una mala pasada que me juegan los sentidos, me froto los ojos , puedo verlos a todos, son ellos, mis héroes, mis amigos de entonces, vivos y muertos, me hacen señas exageradas con los brazos llamándome, y se ríen a mandíbula batiente:
- Eres un pringao chaval, ja ja ja, y un llorica, ¿acaso crees que ya no somos legendarios?, si así lo crees es que no tienes ni la menor idea, no te has enterado de nada. Entérate de una vez pasmao, te dirán que eres una antigualla, que no estas al día, que te vayas al asilo, pero que sepas, que la memoria es una huella indeleble, el pasado se puede remover y ocultar, pero no se puede cambiar ni borrar, pueden hacer lo que les de la gana, pueden triturar la Pedriza si les viene bien, porque siempre habrá una historia esperando a ser contada, y dispuesta a levantarse sobre sus ruinas.
10 comentarios:
Qué bueno
A veces echo de menos La Pedriza de hace diez años...
No quiero pensar lo que tuvo que ser hace 20 ó 30 años...
Que envidia...
Aupa!
Han pasado más de diez años desde que fui a la pedriza por primera vez (para tí un suspiro, para mí media vida). Aunque las cosas han cambiado, puedo asegurarte que disfruto saboreando de cada una de las migajas que quedan, y que el encanto y el misterio que tiene lo vivo y lo siento cada vez que piso sus rocas, me pierdo entre sus jarales y duermo bajo sus estrellas.
El miedo al caos resurge poderoso en épocas de grandes cambios , nuestra cultura y nuestras constumbres , especialmente las adoptadas en la juventud , son fuente de estabilidad y seguridad . El miedo a perder nuestra identidad con estos cambios tan acelererados no solo es lógico sino legítimo.
Malos tiempos sin duda para este deporte en relacción con el medio en que se practica ,otrora crisol de valores y modelo de respeto a la naturaleza .Otra victima más de ese relativismo que nos invade y esteriliza todo a su paso , una impostura de la mediocridad y de la absurdez , quimera de apariencias de poca entidad.
No podemos recuperar el pasado amigo , pero sí construir un presente exento de tanta idiotez
Saludos
La verdad es que la Pedriza sigue siendo un auténtico "Paraiso Fiscal", cuya unica cuota anual impositiva es el desgaste del material y la ropa.....
Pero no creo que ella haya cambiado demasiado....la clave está, como en tantas otras cosas en la vida, en cada uno; en la mente.... y en el modo de afrontar nuestras esperiencias en el lugar; Como decía Zappa "la mente es como un paracaídas, si no lo habres no le sacas rendimiento"....
Asi que amigo Vinatea te incito a volver a la escalada en la Pedriza, para que todos esos amargos recuerdos que te castigan, te realimente en psoitivo.....Los riscos siguen ahí, muchas de las clavijas también......La cosa no ha cambiado tanto si te alejas más del parkin
Saludos
Yo despues de leerte (muy bueno porcierto) pienso que dices:
-Mis tiempos eran la caña, habia compañerismo eramos amigos todos, nos lo pasabamos bien, escalabamos de verdad, todo era autentico.
Y yo creo que lo mismo nos pasa a nosotros los que hace poco empezamos.Admiro tus tiempos me gustaría vivirlos peeeeroo el pasado es el pasado y a nosotros nos ha tocado esto y con esto lo gozamos.
Yo espero no ser de mayor tan melancólico y salir a escalar siempre en los tiempos que corran y adaptarme.
Y intentaré estar fuerte para seguir arrancando chapas con la mano como dice el pimpinela.
saludos y sin acritud
Tengo 54 años y la primera vez que subí a Pedriza tenía 15. Mi época fue la de Rafa el loquillo que era amigo mio y aunque por circunstancias de la vida dejé de subir a Pedriza y hace mil años que no voy, jamás, jamás, olvidaré aquellos tiempos, ni a aquellas gentes.
Muy buenas tus palabras y tus pensamientos.Yo empezé por el año 1973 a conocer ese "mundo aparte" de la Pedriza y he conocido, tratado y escalado con algunos de los de "mi época", quedamos pocos por cierto y siento nostalgia de aquellos "vivac" bajo el techo del Tolmo como en otros puntos de esa nuesta Pedriza.
Ahora vivo fuera, pero la visito un par de veces al año...siempre procuro hacer alguna de las clásicas, pero tambien subo por donde puedo, aunque haya "expansivos". Ya no podemos cambiar nada en la Pedri, pero espero que ese "espiritu" del que hablas-mos, no se pierda en otros lados,como por ej. Galayos...Luchemos para que la "fiebre del parabolt" no llegue allí. Un Saludo y felicitaciones por tu trabajo
¿Podemos ser positivos ante esta cruda realidad actual? ¿cómo hacerlo?
- No todo lo que hacemos en la Pedriza ni en el monte,tanto senderistas como escaladores es trascendente.
- No todo, mas bien muy poco, merece la pena ser contado y aireado.
- No todo el mundo, mas bien muy pocos pueden entender ciertas vivencias.
- No todo es comerciable, como nos quieren hacer creer los políticos actuales.
- Hay que ser estricto con uno mismo mas que con los demás, y cuidar con mano de hierro nuestro egocentrismo.
- La divulgación es un arma de doble filo y muy traidora; el filtro de lo que escribimos y editamos debe ser implacable; el 99% de nuestras opiniones escritas deben ir al cesto de los papeles.
-No somos dueños de nada, ni siquiera temporarlmente.
-Somos viajeros de paso, si creemos en la belleza, debemos hacer todo lo posible por dejar a los siguientes tener motivos para la admiración. "el Jarque"
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