El Corral ciego

El panorama de la Vistilla, sobre todo si se salta al miradero de la derecha, colgado sobre el vacío del abismo, es más impresionante que el del mismo Yelmo” (*).

Con estas palabras describe Constancio Bernaldo de Quirós, lo que él llama el día de la revelación de la Pedriza, el 2 de marzo de 1.908, y es que, la contemplación del panorama que se ofrece desde allí, no es posible describirlo fácilmente, es obligatorio el ascenso hasta ese lugar, si no es posible la escalada al propio Yelmo,  para tener uno mismo su propia revelación. Frente a nosotros, se muestra en todo su esplendor  la zona septentrional de la Pedriza, desde las altas Torres, la Esfinge, el collado de la Ventana, y la Desilla por las alturas hacia la derecha, y hacia el occidente la resplandeciente y tremenda  estampa de la cuerda de los Pinganillos, la cuerda de las Milaneras, y el collado del Cabrón, con el Cancho de los muertos cerrando la cuerda en su caída hacia el río, volviendo la vista hacia la izquierda, y todo este espectáculo bajo la corona de la Cuerda Larga.




Señalando la entrada están  la Maza y el Vigilante, ofreciendo la primera al valle su gran desplome. Es justo por su trasera cara este, por donde se entra a uno de esos parajes mágicos de la pedriza, el Corral ciego, un  jardín colgante en mitad del caos de granito, ya conocido de los antiguos cabreros como la “Placilla”  un lugar escondido que aporta serenidad al entorno, a un entorno cerrado por grandiosos colosos, el Hombre sentado, la Bola de San Antonio, el Martillo, y los grandiosos riscos del Hueco de las hoces con el Pan de kilo a la cabeza; y por debajo, la enorme llambría de la Cueva de la mora, colgada sobre el arroyo de la Majadilla, el Camello y el Techo. Es sin duda reino de grandes colosos donde escaladores de todos los tiempos han dejado su impronta.



Riscos como el Pan de kilo, justificarían por sí solos la práctica de escalada en la Pedriza, diría Loquillo en cierta ocasión,  lugares donde se iniciara la escalada de gran dificultad en esta parte del mundo, vías como “Cógela por dónde puedas” (VIIº), primera vía de esta dificultad graduada con la nomenclatura de la U.I.A.A. hoy (7ª/A0), abierta por Ángel Escribano y Juan Aznar con Carlos Hernández y Jaime Garrigós, en 1.983 la inigualable “Tronchamoñigos” de  Jesús Gálvez, y la más completa, la “Vía de los inviernos”, abierta en 1.981 por Fernando Cobo, Luis  y Julián Fernández.  El Conjunto de Mandelbrot en el risco del Martillo, una de vía de Pablo London y Pío Gil, que daría paso a las grandes obras de Eladio Vicente en 1.996 cercanas al octavo grado.

Estamos pues, en uno de esos lugares imprescindibles de la Pedriza, para escalar, para observar, para disfrutar. Alguien me dijo en una ocasión: “Si esto estuviera en Estados Unidos, sería monumento nacional”. Y es justo en esa dirección en la que tenemos que trabajar. La historia de la Pedriza no se ha detenido, todavía hoy proporciona gloria y prestigio a todos aquellos que han decidido ser sus hermanos de sangre, porque ellos serán sus principales valedores.                                           
                                                                                                                                    
 La Pedriza es breve, es cierto, pero como el buen perfume, intensa y profunda.

¿Quien da más?

(*)Constancio Bernaldo de Quirós, (La Pedriza del Real de Manzanares, Ed. Desnivel)


7 comentarios:

MCB dijo...

No creo que se pueda dar mas

Anónimo dijo...

¿Se dice Desilla o Dehesilla?
¿Se dice Vigilante o Centinela?

trippero dijo...

El nombre original del collado es de "Collado de la Silla", por un supuesto parecido a una silla de montar, durante algún tiempo se le decía "Collado de Silla" y por deformación, acabó llamándose "Collado de la Desilla", solo desde hace poco se loe nombra como Dehesilla como bien señalas.
La segunda cuestión, existen ambos y los dos en esa misma zona, el Vigilante es el que aparece en la foto del blog, y el Centinela es un risco muy fino y vistoso siguiendo hacia los Fantasmas en esa misma cuerda a cinco minutos. Son dos riscos cercanos pero distintos.
Siento no poder saber tu nombre pero de igual modo gracias por tu visita.

El Patxi dijo...

Otros cinco minutos agradables leyendo tu modesto Blog. Buena y emotiva descripción de varios de los encantos de La Pedriza. Le entran ganas a uno de pillar el saco y hacer noche en el Corral Ciego, en Las Torres, en el Yelmo, en el Col. Cabrón... muchas noches y muchos sueños para pocos días de libertad al año.

Un saludo.

trippero dijo...

Siempre es un placer tener lectores agradecidos. Un abrazo Patxi, sigue por la Pedri, escalando o buscando flores, lo que sea.

Ivanón dijo...

Perdón por preguntar y no firmar. Gracias por la aclaración Trippero.

Un saludazo.

trippero dijo...

Estás en tu casa amigo