Otro día en el paraíso (1)

Quiero contar una historia un poco más larga de lo que se suele colocar en un blog, por lo que lo haré en varias entregas para no aburrir en exceso al posible interesado. Es una historia sencilla de gente sencilla, en un mundo complicado, donde nada es lo que parece.


LA LLAMADA

30 de octubre de 1.994

-Hola Cris, soy Juan ¿cómo te va? Te llamo solo para decirte que si no tienes otra cosa mejor que hacer podemos ir  a  por esta tapia que me tiene sorbido el seso, la hacemos de un tirón en libre, y el fin de semana siguiente, nos paseamos en plan flamenco por la catedral de la moderna escalada en roca, con las fotos en la mano. ¿Cómo lo ves?  Bueno llámame cuando llegues, si estás de acuerdo, podemos salir esta tarde, llegar de noche y dormir en la canal.

Me llamo Cristóbal y hoy hasta mi nombre me suena ridículo. En este momento no puedo sino simplemente reflexionar, hacer examen de conciencia y tratar de comprender el porqué de mi fracaso. Quien pudiera retroceder en el tiempo para deshacer la urdimbre que me ha conducido hasta aquí, y emprender el camino correcto. Eso sería bonito, un mundo donde nadie fracasara, y todo el personal presentara cada día un trabajo bien hecho. Soñar es gratis pero esto es  lo que hay, y ahora yo me encuentro en lado oscuro, nadie vendrá en mi ayuda y mi vida ya no tiene sentido. Ya lo he decidido, no viviré ni un solo día más;  por vez primera en estos últimos años, voy a echarle un par, hacer las cosas bien, y largarme al otro barrio. Sé que algunos me tacharán de desaprensivo, de loco, luego algunos me echaran de menos, elogiaran mi vida pasada y lloraran, al final  recordaran  los momentos buenos y maravillosos que sin duda alguna vez tuve, aunque  creo que en estos tiempos recientes, los buenos recuerdos deben de estar muy diluidos entre los malos,  y el resto me repudiará por mi manifiesta cobardía, pero no lo puedo evitar, no tengo ni idea de cómo salir de la situación en la que yo solito, sin la ayuda de nadie me he metido,  y mi vida ha llegado al límite, he tocado fondo. Mañana me quitaré la vida.



Así son las cosas,  está uno pensando en meterse un chute de arsénico para quitarse de enmedio, cuando de repente encuentras un mensaje de Juanito en el contestador,  ofreciéndome añadir otra muesca en el fuselaje, o tal vez una manera de morir de categoría extraordinaria. Ese es mi buen amigo Juan, se presenta así, sin previo aviso, con una proposición tan indecente como inoportuna en estos momentos, liberar una de esas vías catalogadas “solo para enajenados mentales y Supermanes”: La Bardal-Espinosa en la oeste de la punta Escondida;  trescientos veinte metros de oscuro y frío granito, elevándose  con descaro hacia el cielo como una espada afilada en manos de un gigante, una espada dispuesta a cortar el cuello del impresentable que intente pasar por el desplome de su tercer largo, sin colgarse de unos estribos. Nadie ha pasado en libre por su recortada silueta, inclinada hacia el suelo como si fuera la mismísima Torre de Pisa, es una locura. Nunca da el sol en su cara oeste, tapada hacia el SW por el ancho muro de la Peña del Sagrario, siempre está fría como el maldito mármol, y siempre está húmeda, y este personaje cree que podemos hacerlo.

 Desde luego Juan es verdaderamente Superman, y no sé yo si un pelo enajenado, pero mi categoría deportiva con respecto a él es la de vulgar comparsa, es como comparar a dios con las lechugas, pero debo reconocer que el hecho de que tu compañero de cordada, a años luz de distancia alpinística, te haga semejante ofrecimiento, ha conseguido que me suba el pavo hasta la azotea, y me resulte  imposible rechazar la oferta; total para emigrar al otro barrio, parece un lugar adecuado y solemne.

A  mi amigo Juan, le llaman la “Mula” porque en su primera incursión por los Alpes, se fue  hasta allí con un colega del barrio, Diego Parra, y con un tal Ventura que iba de miranda, de porteador,  para ayudar a transportar mochilas y ver como los otros dos escalaban en las Grandes Jorasses, pero a última hora no se sabe por qué motivo, al Parra le entró el canguelo, y se largó con el comparsa dejándole  plantado en el refugio, así que el Juanito en lugar de achantarse, poner cara de idiota, y  largarse de vuelta al mundo con esos dos elementos, el menda va y se planta, y ni corto ni perezoso sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo, se peina el Espolón de la punta Walker (1.200 metros de desnivel y una dificultad de VIº)  en solitario, con un macuto a la espalda de dieciocho kilos de peso, desde el refugio de Leschaux hasta la cima de la Walker, y se las apaña para bajar por la cara sur hasta el Bocalatte, en el glaciar de Plampiceux .Todo eso  en menos de veinticuatro horas.

A la tierna edad de dieciséis años. Lo más curioso del asunto, es que su madre pensaba que andaba de campamento con las monjas, en el Pantano de San Juan.

              Cara norte de las Grandes Jorasses, en el centro el espolón Croz, a su izquierda la punta Walker

 Hace ya casi dos años que formamos cordada y lo digo en serio: a menudo me pregunto, ¿por qué no habrá elegido a un tío de más categoría que yo para escalar? El me responde que  le aporto sensatez, que no le he fallado nunca, y qué coño, que soy un buen tío, que prefiere escalar con un buen tío, a ser campeón del mundo cargando con un imbécil. ¿Y Yo que puedo decir? Encima me siento alagado, así que durante ese tiempo nunca he sido capaz de escalar más de dos vías con otra persona, es un tío alucinante, es como si nunca le pasara nada, como si el mal rollo no formase parte de sus mandamientos; hay veces que me exaspera su buen humor, su predisposición para encarar los problemas desde un insolentemente constructivo punto de vista. Si vas a subir con él, removerá Roma con Santiago, dará las vueltas que se sean necesarias, pero saldrás por arriba. Para él bajarse siempre es una opción remota, y si por esas cosas de la vida,  no queda más remedio que hacerlo, convertirá esa vía en la obsesión de su vida, en un reto ineludible, y no descansará hasta volver y terminar el trabajo.

Tripperworld 2010

1 comentario:

MCB dijo...

Bueno, bueno, te superas a ti mismo y sabes porqué te lo digo.

Espero impaciente la siguiente entrega.