El enemigo a las puertas

Cuando escribí la introducción de la página, presumía de que los esforzados de la ruta pedricera tenían la sana obligación de buscarse la faena por sí mismos, y de ese modo en la Pedri no hay "ferratas" ni centros de entrenamiento para "indianas Jones".
No voy a ser yo quien le ponga pegas a la seguridad, no voy a discutir la necesidad de practicar el deporte de la escalada con el máximo de posibilidades de seguir vivo después de cada fin de semana. Sin embargo es en el "como" donde disiento. Uno debe asumir que es un deporte de riesgo, y quien no lo entienda así debería escalar en los rocódromos cubiertos y con monitores, con servicios de pago, yo puedo recomendar alguno.
Lo fundamental para la práctica de la escalada, es sin duda la voluntad llevada al extremo, un compañero y amigo que sepa mas que tú, que te enseñe, y un respeto infinito por lo que te rodea, y por último la capacidad para conocer tus limitaciones, y superarte. La accesibilidad es patrimonio de aquellos que están obligados a desenvolverse en un mundo de obstáculos obligatoriamente, no para los incapaces que resuelven sus problemas con la potencia armamentística que ofrece la albañilería.
Hoy día somos capaces de llevar la montaña a Mahoma, la cuestión es ¿Merece la pena? Durante años han tratado de velar por nuestras almas, seguridad, comodidad, salvación eterna, y todo a cambio del pago por los servicios prestados. A muchos nos importa una mierda esta dictadura de los incapaces de la videoaventura , y ya lo dije antes: escalar sin miedo a caerse es otro deporte.
Esto sucede en la Cabrera ahí va el enlace, el fin parece cerca.

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