José Luis Arrabal

Todo el mundo recuerda a los grandes de la Pedriza, es natural; son gente que escribió o escribe páginas increíbles en la enciclopedia de la escalada. Son Daniel Guirles, Loquillo, Gálvez, Herreros, Rivas, el Mogo, Lucas, Snoopy… y así una lista de gente memorable. Pero hay otros a  los que solo se les cita de paso, de puntillas. Son aquellos que pudieron pero no fueron; casi todos ellos por obligadas circunstancias. Nos dejaron antes de que pudieran demostrar su valía, su capacidad.

Quiero echar un vistazo al recuerdo, para traer hasta mi memoria, el semblante de algunos de ellos, chavales establecidos en la veintena de años, un paso por encima de la pubertad, sacos de ilusión y desparpajo. Uno de ellos es José Luis Arrabal, uno de los tristes protagonistas de una de las mayores tragedias del montañismo castellano.



La melena mejor cuidada del panorama pedricero, más parecido a un cantante pop, que a un rudo escalador de finales de los sesenta. Cuando marchó junto a Gervasio Lastra, a conquistar el mundo más allá de la Cordillera Central, tenía veintiún años; en aquel año yo ni siquiera sabía que existían las montañas, vivía en un grisáceo barrio de la capital del reino, y me divertía jugando al fútbol y al rescate. Tenía catorce años; quien me iba a decir a mí que seguiría sus pasos solo un año más tarde.

Pertenecía a esa generación compuesta en su mayor parte de chavales irreverentes, que desde mediados de los sesenta, se pusieron la montaña por montera, Antonio Riaño, Carlos Soria, el Mogoteras, Celestino Herráiz, Rodrigo Burillo, y Loquillo, entre otros, así como su compañero de aventuras Gervasio Lastra. Siempre que he visto algún documento dónde aparecía, me preguntaba los mismo: ¿Qué coño hacía el cantante de fórmula V en el Naranjo de Bulnes?. Pues eso buscar la gloria, pero la gloria, la auténtica gloria no se compra en el supermercado, hay que entrar en la boca del ogro para encontrarla.

Berrio y Ortiz lo intentaron y fracasaron, en febrero de 1.970 llegó su oportunidad y fracasaron. Pero ¿Se puede hablar de fracaso, cuando un escalador arremete contra la montaña con una actitud limpia y honesta, y la naturaleza dice simplemente: ¡hoy no!?  Yo creo que no, pero a los cazadores de records solo les importa la cita, y el marco que la contiene, si no eres primero no eres nadie, y ellos tienen parte de culpa, tampoco les vale el segundo puesto, son gente especial, un escalón por encima de la mayoría.

“vivo gracias a él, Ha sido como un padre y una madre a la vez .Es San Benito, ¡que paciencia, que paciencia ha tenido!” 

Son palabras dirigidas al peñalaro Burillo y dedicadas a Gerva en el momento del rescate, a su compañero,  que es quien más le preocupaba. Le sacaron de la pared con vida pero el 28 de febrero, una neumonía masiva bilateral acabo por derrotarle.

“La dama del alba, que durante once días y once noches estuvo de guardia permanente para cobrarse su codiciada presa en la vertiente Oeste del Naranjo de Bulnes, ha consumado otra de sus tremendas crueldades arrancando una vida joven”

Escribió Manuel Alemany en la “Nueva España” el cuatro de Marzo, y continuaba:

…“Conviene subrayar que tanto Lastra como Arrabal eran dos excelentes montañeros…. quedando por tanto descartado el calificativo de “inconsciente temeridad”, cuando se trata de correr el riesgo inherente a toda escalada de alta montaña no prohibida y en aquellas circunstancias en que la conquista se hace mas valorable. En cuanto a los servicios de salvamento, funcionando con el esfuerzo aunado que requería el caso, fueron progresiva y normalmente realizados sin riesgos más desorbitados de lo que exigían y obligaban las apremiantes circunstancias”.


No estoy de acuerdo en lo de “inconsciente temeridad”, porque solo la inconsciencia y la  temeridad capacitan a algunos para dar el salto, ese salto que el común de los mortales, en su consciencia, no se atreve a dar. El Picu, es para mí la montaña de las montañas españolas, a la vista del mar, y a un aliento de Finisterre. No se puede escalar la Rabada Navarro, y menos en invierno, sin un toque de locura e irreverencia.


“Por lo tanto es de suponer que ya dormirán tranquilos quienes tanto han gemido por “la millonada” de pesetas que a ojo de mal cubero calculaban que costarían las operaciones de salvamento, toda vez que ya, mejor informados, sabrán que la intervención de los helicópteros actuantes, por pertenecer a las fuerzas nacionales del Servicio Aéreo de Rescate o Tráfico, cumplieron una misión más de su cometido, y todos los gastos, tanto del material empleado, así como la extraordinaria cooperación personal de los montañeros desplazados, son cubiertos por la Federación Española de Montañismo que, por tener previsto un capítulo especial para tan posibles emergencias, no pasa factura a nadie, y mucho menos a quienes no sienten el maravilloso deporte del montañismo, ni comprenden las tremendas luchas que a través de todos los tiempos viene sosteniendo el hombre contra las incitantes resistencias de la Naturaleza…., que solamente pueden intentar los audaces, los elegidos”

Gracias Sr. Alemany, Ud. si que lo ha visto con claridad, esto si que es una buena reflexión, ¿No le recuerda a alguien un reciente rescate en el Karakorum?

Admiro a José Luis desde el primer día en que conocí su historia, a sus amigos; y me fijé en él cuando soñando, imagine mis metas en la escalada. No te olvidaré nunca.

4 comentarios:

MCB dijo...

Acabo de entrar y me encuentro con este post. Me alegro que hayas hecho una entrada sobre Jose Luis Arrabal porque creo que se lo merece.

Espero que en un futuro no lejano, publiques tambien algo sobre Jose Angel Lucas, que tambien se lo merece y de quien no se encuentra mucho, que además e indudablemente fue uno de los grandes del montañismo español y que por desgracia nos dejó demasiado pronto, porque si mal no recuerdo no tenia mas de 22 años, cuando murió.

carlos jarque dijo...

Si gran parte de mi vida la consagro al montañismo, gran parte de la culpa la tiene J.L. Arrabal. Aquella portada del ABC con el "Naranjo" completamente blanquecino , narrando la odisea de Lastra y Arrabal y su autentico rescate, fueron la fascinación y el punto de arranque de mi pasión, en mi cabeza de adolescente.
Bien merece un recuerdo y algo mas.

pd: por cierto sabíais que existe una "leyenda" que dice que el "miembro" así le llamaban, fué el único que se ha dado el techo del Tolmo en A0 ...

"el jarque"

vetton dijo...

Magnifica entrada. Lo sucedido entonces tuvo un efecto multiplicador, a pesar de la desgracia, en la afición de aquellos que comenzaban a escalar. Gracias por el relato. En esta historia aparece un personaje, Rodrigo Burillo, que entiendo fue decisivo en la operación de rescate. Es ciertamente admirable la decisión y la valentia que demostro.

Alberto de la Madrid dijo...

Te "robé" una foto para mi post. Espero que no te importe.

http://cartasdesdemichoza.blogspot.com.es/2017/02/un-accidente-en-la-oeste-del-naranjo-en.html?m=1