El tren llegó puntual

Ya estamos en Noviembre. Se empieza a notar un cierto frescor por la mañana temprano, sobre todo aquí en Manzanares, pero eso no es malo, es de agradecer después del duro e intenso verano que parecía haberse instalado de por vida. Voy revisando la tarea para hoy mientras camino pausadamente por la explanada de la iglesia…


- Adónde vais compañeros, ¿hace un cafetito? – Que casualidad, Es Junama, elegante como siempre con un forro del Calavera y unos pantalones Trango de color gris
 - ¿No habréis venido en el bus?
- No, tengo ahí el bote, he parado para comprar tabaco y de paso tomar un café. Tiempo sin verte, ya no vienes mucho por aquí.
- Tienes razón, ahora me dejo caer más por Patones, pero de cuando en cuando, venimos a marcarnos unas placas por la Pedra, para mantener vivo el recuerdo, ¿y tú, que hay de tu vida?, ya no se te ve por el barrio.
- Ya no sigo en el barrio.
- debe ser por eso. Sigues escalando por estos pagos por lo que veo.
- Me gusta el olor de las jaras, y además aquí el sol es un compi más, ya sabes, hasta noviembre siempre te acompaña, y el granito liso y pulido te pone en tu sitio, aquí o sabes bailar o te quedas en Julián.


Entramos en un bar de la Plaza del Ayuntamiento, hemos pedido unos cafés y nos sentamos en una mesa, no sé por qué, pero me siento algo incómodo, es como si Juanma hubiera fichado por un club de primera división, le miro y veo a una estrella del fútbol rodeado de parásitos y bellezas de bote.


-¡eh! Despierta tronco, te has quedao a la luna de Valencia
- Perdona estaba pensando, ¿Sabes?, nunca he ido a Patones
- Pues es alucinante, otro mundo. Allí prima la dificultad y la potencia, vías de un largo de cuarenta metros y mucho desplome. Hay que estar en forma para encadenar el largo.
- Sí, supongo que eso estará bien.
- Mira colega, se por dónde vas. Los tiempos han cambiado, antes había que meterse una paliza del copón para hacer una vía en Cocodrilo que te aplastaba el alma, a la vez que te marcaba el cuerpo como un “Vía Crucis”, en sólo sesenta metros de escalada. Hoy puedes hacer diez vías mientras tu novia te saca fotos sentada en una silla plegable, y cuando acabas, coges el buga, que está aparcado a tres minutos de la pared y te vas a tomarla.
- ¿Cómo en Tarradets?
- Sí pero cuatrocientos kilómetros más cerca, y no hay que llevar macuto mientras escalas.
- Ya, pero supongo que eso será como subir las espalderas de un gimnasio, solo que un poco más difícil. Tal y cómo lo explicas, se asemeja más a una sesión de entrenamiento de los bomberos que a una escalada.
- Diversión, esa es la palabra clave, diversión. Riesgo controlado con anclajes en la pared que aguantan la caída de un Mamut, que hacen que puedas volar veinte veces si es necesario, accesibilidad a las tapias y absoluto control sobre la actividad. Reconoce que si hace quince años hubiéramos tenido esto jamás habríamos subido a la Pared de Santillana, son los nuevos tiempos, y se liga más.


Me he quedado pensativo, la verdad es que esgrime buenos argumentos, pero por algún motivo me da un poco de miedo, es posible que sean nuevos tiempos, pero los veo un tanto frios. Yo me apunté a esto precisamente por su lado salvaje, por lo que tiene de incierto, por esas sensaciones a veces amargas, y porque precisamente en lugares como Navajuelos, me siento lejos de la rutina, y por qué no,  caminar al filo de la navaja hace que me sienta vivo.


-Si lo piensas detenidamente, también escalas ¿no?, y mayores dificultades que es lo importa, y te ahorras las insoportables caminatas hasta pie de vía, creo recordar que a ti tampoco te gustaban. En fin,  vamos a lo que hemos venido a hacer: escalar.Vamos al Cancho de los Brezos, Si queréis venir.
- No gracias teníamos pensado subir al Yelmo.
- Ah, nuestro amado Yelmo… Deberías ir a Patones, seguro que no te arrepentirías.
- Algún día lo haré. Me he alegrado de verte.


Salimos del bar camino de los coches de la misma manera que entramos, yo en silencio y Juanma bromeando con sus amigos. La mañana sigue fría y el cielo tiene un marcado color gris plomo, aunque creo que no lloverá. Una vez sentado al volante, Juanma me mira con gesto serio. 


- Por cierto Chema, Joaquinito la ha palmao
- ¿Qué me dices?
- Hace quince días, en el Torreón de la Moneda…. Escala mucho, y cuídate chaval, y no olvides lo que te he dicho.


No he respondido solo le he devuelto la mirada, veo como se aleja su coche en dirección a la carretera, sin hablar, junto a mi amigo Angel que ha permanecido sin meter baza todo este tiempo, pienso en Joaquín, quizás si el hubiera cambiado Contreras Por Patones… definitivamente creo que el tren a partido, y yo no voy dentro.


2 comentarios:

Kiko dijo...

Supongo que Patones será un paraje también bonito, pero donde esté la Pedriza......Llevo dos findes seguidos rulando sin peso en la espalda. tenía muchas ganas de ir trankilo y meterme por donde quisiera, y no siempre cargado y de paso. no cambió las vistas de las cumbres después de una buena escalada por las del senderismo, pero cuando andas te das bien cuenta de donde estás......La Pedriza no es cualquier sitio.

MCB dijo...

Divertirse esta muy bien, pero hacerte diez vias mientras te sacan fotos, casi suena como si estuvieras haciendo churros, pero ¿y la emoción donde está? A veces las interminables caminatas serenaban el espiritu y tambien eran divertidas.