Francisco Aguado, El Calavera

Quiero presentar a un hombre con especial significado en el mundo de la escalada en Pedriza, El Calavera.  Como supongo todos sabemos, tener un una relevancia en el mundo Pedricero, no significa gran cosa en el mundo real, y mucho menos hoy en día, donde los logros se obtienen en la televisión, y se cuantifican en Euros o Dólares, y el tránsito por la notoriedad es tan efímero como la vida de las mariposas. Pero hay personas, que  es necesario que permanezcan permanentemente presentes en nuestra memoria, porque están en el sitio adecuado, en el momento preciso,  a modo de príncipe para dar el beso a la Bella durmiente, transformada en un enorme domo granítico en la cabeza de una humilde sierra: El Yelmo.
Paco Aguado, es un madrileño nacido en 1.957, y forma parte de unos privilegiados que transformaron para siempre la forma de escalar en la Pedriza. También pertenece a una locomotora que tiró de manera ciclópea del tren de la modernidad, que llevaba en sus vagones el embrión del futuro, en lo que se refiere a las maneras de entender el montañismo. Ese tren que sin duda transportó a los nuevos pioneros, con el resultado que cada uno quiera calificar.

A finales de 1.974, el Calavera, cuyo mote procede del colgante que lucía, en forma de calavera, en el cuello, era un fiel representante de la generación de los setenta, curioso, decidido, y con ganas de descubrir lo que hasta aquellos años se le había negado a casi todos: ¡el mundo!. Pero había que hacerlo con tus propios y escasos medios.

“Salía a las siete de la tarde, y me iba, la mayoría de las veces, en el autobús de la viuda hasta Colmenar. Desde allí a dedo; y si algún clemente me cogía pues hacía algún tramo en coche, y si no, pues subía andando desde Colmenar, como mínimo hasta el Tolmo.”(*)

De esta manera se presenta en la pradera del Yelmo, solo,  y sin saber que ese fin de semana culminará una de las mayores gestas de la escalada pedricera.  Al intentar escalar la vía de los Higinios, en el gendarme derecho del risco, se equivoca en el canalizo de entrada y como consecuencia de su error, se pasea en obligado zigzag por la descomunal placa sur del Yelmo, con la cuerda a la espalda, sin poner un solo buril, y sin utilizar unos estribos, es la primera libre integral de la cara sur del Yelmo. Para los que piensen que es exagerado calificarlo como gesta, yo les desafío a hacer lo mismo, en las mismas condiciones.

Desde aquel otoño, su carrera fue meteórica, escalando en Alpes junto a su amigo Juan Lupión hace la primera repetición de la Charlet-Bettembourg-Ghillini a la Aguille Verte, la primera nacional e invernal a la Chéré al Mont Blanc de Tacul. Y en solitario asciende la vía de los Suizos en Les Courtes, la Norte de la Triolet, y combina la Dufour-Fréhel con la Cecchinel-Nominé al Angle. En 1.981 se plantea un reto de grandes dimensiones,  escalar en solitario durante dos meses las principales cumbres de la Cordillera Blanca en los Andes Peruanos, montañas de gran importancia y dificultad, tales como el Alpamayo (5.947 metros), el Kitaraju (6.040). la Pirámide de Garcilaso (5.885). El Huandoy (6.395), el Nevado Santa Cruz (6.259), el Cha- kraralu (6.112). y el Pukajirka (6.014), con dispar resultado, abre una ruta en la sur del Pisco y repite la Jaeger del Chacraraju escala la cara NE del Huascarán Norte, con Juan López y Juan Luis Somoano; consigue la primera nacional de la norte del Ranrapalca con Bixen Itxaso, e intenta con el peruano Américo Tordoya la cara este de la Torre Aguja. En 1984, con Pedro Pablo González, Guillermo Mateo y los hermanos Paco y Máximo Murcia abre 500 m de una nueva vía en la norte del Thalay Sagar, en La India, pared que tienen que abandonar por un desgraciado incidente.



Hoy Paco Aguado, no ha perdido ni un ápice del comportamiento ético en la escalada, de aquel comportamiento responsable y respetuoso con el entorno, con el que se desplazó de piedra en piedra, de montaña en montaña, quizás muchos de los que han comenzado a dar los primeros pasos por la verticalidad de las piedras, no entiendan como se puede progresar sin parablots, pies de gato y precisos croquis de la vía, pero para no perder nuestro particular norte, es necesario saber y comprender como chavales de dieciséis años abrieron las puertas del moderno y entretenido deporte de la escalada. Hombres como Aguado, nos enseñan esa  parte nuestra,  ancestral, que nos conecta directamente con los orígenes del hombre, de aquel hombre que descendió de las ramas de los árboles, para descubrir el inmenso mundo bajo sus pies.

(*)Citado por César Castro en su libro “Historia de 32 sendas de la vertical” (Ed. Desnivel abril 2.005) 

12 comentarios:

MCB dijo...

Como en las cabeceras no se pueden hacer comenarios lo hago aqui. Esta genial. El artículo del Calavera tambien.

Anónimo dijo...

Trippero muy interesante... (como siempre).
A mas de uno me gustaria ver por La Calavera a pelo.

Indio

Historias de montaña dijo...

Qué hay Trippero!

Ganas tengo de probar esa vía y ver en vivo lo que hizo Paco aquél día...pero no sé porqué los colegas siempre me ponen excusas ;)

Salu2

El Patxi dijo...

Una vez más... Chapó!!

El libro del Cesar es una gran obra de recopilación de la Historia. Hizo un buen trabajo con él. Creo que aunque tengamos nuetras diferencias y nos hallamos dado pal`pelo por internet... hay que reconocer las cosas bien hechas.
Un saludo.

trippero dijo...

Patxi, Una vez más,te doy la razón. Es una sabia reflexión, saber separar el trigo de la paja denota buen juicio. De cualquier manera las discusiones por la red son inútiles, quizás entretenidas pero inútiles, y una cosa es cierta no somos los mismos cara a cara que detrás de la pantalla. Hay libros que son imprescindibles, al que te refieres es uno de ellos.
Es de cualquier manera una satisfacción para mí, saber que lo que escribo lo lee gente con criterio, porque si te paras a pensar lo que digo ya estaba dicho antes, no he puesto nada nuevo bajo el sol.
Un saludo amigo.

Kiko dijo...

Gracias Patxi, el libro tiene alguna errata importante que he descubierto en estos años, como que la supuesta Mayayo de Pared de Santillana, que en realidad es la vía Paco el Sastre de Santiago Hernández; también tiene la falta del testimonio de Keemiyo, a quién encontré después, o también podría haber completado con Florencio Fuentes, a quién también encontré después de hacerlo, y que hubiese sido muy valioso plasmar bajo esas pastas....Pero bueno he tratado de parchear en el blog!....
Saludos

El Patxi dijo...

Nunca es tarde para sacar una Segunda Edición...je,je.

Ivanon dijo...

Queremos una fe de erratas, hemos pagaoooo!!! Un abrazo

Caminar sin gluten dijo...

¡Hola Trippero!

Acabo de conocer tu blog, gracias al enlace de la Web de Espacio Acción.

Me ha gustado mucho leer este post, ya que me ha traido recuerdos de cuando ser realizó esa hazaña en El Yelmo, por el Calavera, ya que por aquel entonces yo escalaba junto a algunos amigos que aún visitan Espacio Acción por esas paredes.

Es bueno recordar la historia de la Pedriza y de la escalada.

Un abrazo.

trippero dijo...

Pues nada hermano, otro más, y por lo que he podido ver, eres uno de esos minimalistas apartado de la sociedad por no comer hamburguesas de esas rellenas de rico glúten. Así que nada bienvenido al club, si quieres nombrar algún compañero, quizás le conozca del centro.
Un saludo amigo.

carlos jarque dijo...

Escribo un breve comentario en justicia hacia Paco Aguado; él fué el mejor ejemplo de nuestro tiempo(años 70 y 80)de como pasar de escalador formado en la Pedriza a alpinista brillante. Toda una lección,que se puede ver en la revista, que sacamos entre otros Sebastian Alvaro y yo, en aquella época (Alta Ruta).
Un saludo a uno de mis mas admirados coetaneos. carlos jarque

trippero dijo...

Es grato comprobar que este humilde espacio llega mucho más lejos de lo hubiera podido imaginar. Los elogios a aquellos que aun hoy son historia viva en uno de los entornos más emblemáticos de nuestra tierra, no solo son bienvenidos sino agradecidos.
Muchas gracias por tus palabras